Verano Menos Pantalla

Quiero tomarme un momento para reflexionar sobre los veranos de su infancia. Hay experiencias compartidas con las que muchos nos identificamos, pero que hemos olvidado al crecer y desconectar de nuestro niño interior. Pasar el verano al aire libre trepando árboles, jugando a policías y ladrones, montando en bici y patinete, intentando ganar millones con un puesto de limonada de verano, yendo a la biblioteca local a participar en los retos de leer para ganar esa pizza personal, bebiendo agua de la manguera y mucho más.

La mayoría de nuestros veranos los pasamos al aire libre, con un tiempo mínimo frente a la pantalla. Cuando teníamos tiempo frente a la pantalla, teníamos que trabajar para conseguirlo: negociar con nuestros padres, resolver conflictos con hermanos o amigos, planificar nuestro día o semana con antelación para asegurarnos de no perderlo. Desarrollamos muchas habilidades sociales y útiles, y tuvimos que ganarnos el tiempo frente a la pantalla. La gratificación diferida era mucho más dulce. Ahora, los niños tienen todo a su disposición, con sus propias pantallas personales, sin necesidad de esforzarse; gratificación instantánea.

Como adultos, también tenemos acceso a esta gratificación instantánea y a un tiempo frente a la pantalla ilimitado. Yo también lo soy. Cuanto más nos desconectamos de la pantalla y conectamos con los demás en la vida real y "tocamos pasto", mejor nos sentimos. Hoy en día, estamos consumidos por las noticias, las notificaciones y el acceso directo a nuestra vida privada; sin embargo, estamos más desconectados unos de otros, de nosotros mismos y de la naturaleza.

Las pantallas seguirán presentes, pero vayamos a usarlas menos, usémoslas cuando sea necesario. Incluso cuando sea necesario, busquemos esas formas tradicionales que aún existen, como los libros impresos, escribir notas en papel o enviar una carta. Menos es más cuando se trata de pantallas. Ahora, adelante, revivan esos veranos de antaño. Ser adulto está sobrevalorado. Ser un niño al aire libre es el camino a seguir.

Para mi hermana mayor, Daniella, la administradora familiar desde pequeña. Que tu niña interior juega y ría; ya no tiene que criar, solo cuando quiera.